John Wayne, famoso actor americano, estuvo casado con una panameña, Josephine Alicia Sáenz y ayudo a Omar Torrijos en los Tratados Torrij...
En los años 70, Omar Torrijos emprendió una cruzada
diplomática para conseguir que Estados Unidos entregara la administración del
Canal de Panamá y el cierre de todas las bases militares estadounidenses en
territorio panameño. Si la vía pacífica fracasaba había un plan B: Un comando
entrenado y listo volar el Canal y paralizarlo. ¿Cómo habrían respondido los
estadounidenses en caso de que se hubiera llevado a cabo este ataque? Por
suerte nunca lo sabremos.
A Torrijos le apoyaron la mayoría de los gobiernos de
izquierdas de América, también Gabriel García Márquez o Graham Greene, el
escritor guatemalteco Arqueles Morales o el nicaragüense José de Jesús
Martínez, hombre de confianza del general, y de quien se dice que murió de
tristeza tras la “extraña” muerte de éste en un accidente de avión en el
interior de Panamá.
Pero Torrijos contó con un inesperado y valioso apoyo, el
del actor estadounidense John Wayne, que estaba en el polo opuesto al general
en cuanto a ideología: era un convencido republicano y el ejemplo típico del
modo de vida americano.
Sin embargo, su simpatía por el líder panameño fue
inquebrantable y su aval a la causa liderada por Torrijos ayudo decisivamente a
que muchos de los senadores de su país entendieran el problema.
¿Por qué hacía todo eso Wayne? Pues porque estuvo casado con
una panameña y le encantaba nuestro país, tanto que se compró una isla llamada
Taborcillo, situada a 4 km de Punta Chame, que hoy es conocida como la isla de
John Wayne. El actor visitó Panamá en muchas ocasiones, conoció a Omar Torrijos
y, sobre todo a Rómulo Escobar, principal negociador de los Tratados de Canal, quien
en un artículo contaba una curiosa historia que le ocurrió con el vaquero más
famoso de Hollywood.
“Cuando Omar Torrijos nos presentó le dijo a Wayne que
frente a él estaba el jefe del proceso negociador. Wayne me miró fijamente, con
esa media sonrisa que brotaba de sus ojos achinados y bajaba a sus labios y me
dijo: ‘¿De modo que tú eres quien me ha hecho trabajar triple con mi gente por
culpa de tu comunismo?’. Antes de que yo pudiera replicar, añadió: ‘si te
hubiera conocida antes a lo mejor hubiéramos evitado tantas peleas. Pero no
importa, la Casa Blanca también tiene sus comunistas’. Le conteste que él, por
el contrario, me había hecho disfrutar un montón de veces con sus películas”.
Cuando el duke, como cariñosamente le llamaban, falleció,
Torrijos dijo: “John Wayne es uno de los pocos artistas que jamás permitió que
el cine deformara su personalidad. Su brújula de pensamiento no tenía como
puntos cardinales la izquierda o la derecha sino lo justo o lo injusto. Su
triunfo como artista consistió en obligar al cine a enlatar y poner en
celuloide su verdadera personalidad, en modo de ser y de pensar. Por eso, a
través de John Wayne, se reflejó en la pantalla el auténtico carácter y modo de
ser el pueblo norteamericano”.
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