En aquella época, las cajas de sodas eran confeccionadas de madera balsa, con capacidad para 24 botellas de vidrio grueso.
Hacían sus recorridos todas las mañanas. Los niños y jóvenes respetaban estos vehículos, y nadie tomaba ni en broma una botella para hurtarlas ni en broma.
Los agentes repartidores usaban uniformes que incluía el quepis o gorras.
En 1941, durante el gobierno del Presidente Doctor Arnulfo Arias, impuso una ley que obligaba a todos los trabajadores usar uniformes de acuerdo con el tipo de oficio.
Fue la época que los conductores de taxi, conductores de chivas y autobuses, conductores de tranvías, vendedores ambulantes de helados, repartidores de botellas de leche, repartidores de sodas, personal de limpiezas de calles y Avenidas usaban sus uniformes a diario mientras prestaban servicios.
Para muchos resultó fuera de orden, mientras la mayoría lo observaban como un orden necesario para darle estética a los empleados públicos y de compañías privadas.
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