Gabriel J. Perea R. | 19 de enero de 2021
La tercera Ley de Newton la podemos definir que a toda acción corresponde una reacción; lo que indica esta ley es que cuando un cuerpo ejerce una fuerza (acción) sobre otro cuerpo, éste reacciona con una fuerza de igual en magnitud y dirección, pero de sentido contrario.
Si la anterior afirmación es cierta y comprobada por las leyes científicas nada de lo que nos acurra de alguna manera debemos asombrarnos.
Desde el plano de interacciones humanas como individuos o como sociedad recibimos el efecto de las propias fuerzas o llámese acciones que ejercemos voluntaria o involuntariamente. Estamos ante una encrucijada como nación acorralados por la pandemia.
Pareciera que ninguna iniciativa gubernamental tiene los efectos esperados, el futuro es incierto. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué la población no reacciona de la forma como se esperaría ante directrices tan claras? Porque estamos experimentando la tercera ley de Newton de la forma más evidente.
La población no tiene disciplina, no tiene tolerancia, no tiene conciencia cívica, nada le interesa, nada le importa, ni sus propias vidas. Hemos acostumbrado tanto al ciudadano a no creer, ni obedecer, ni seguir, nada que venga del gobierno porque nos hemos pasado años ejerciendo acciones que ahora están causando el efecto indeseado en este momento, pero no inexplicable.
En los países donde se ejercen acciones de gobierno que son creíbles, honestas, democráticas, participativas la reacción del ciudadano en la dirección contraria es apoyar sus gobiernos y sus acciones porque creen en ellos. Si el ciudadano no cree en sus gobernantes ejercerá la acción de repudio con la desobediencia ya sea consciente o inconscientemente.
COMENTARIOS