Estamos en tiempos de incertidumbre. Solo aquellos que tienen la fortuna de haber podido observar muchos crepúsculos atardeceres tal vez puedan equiparar lo que esta ocurriendo con alguna vivencia.
Escándalos sobre maltrato infantil, renuncia de altos funcionarios, corrupción, delincuencia, narcotráfico, desempleo.
Y ahora se nos pide que pensemos en una nueva fundación de la nación por medio de una asamblea constituyente. ¿Cuál fue el propósito de tal acción en estos momentos?
Apostar que todas las situaciones que nos golpean individual o colectivamente lograran el fracaso absoluto de la iniciativa. Pareciera que esa es la verdadera intención.
Lanzar una iniciativa en el momento menos oportuno para que naufrague. Después dirán los políticos tanto la pidieron y cuando tuvieron la oportunidad no hicieron nada. Y seguirán gobernando con el traje hecho a su medida.
No debe ser así, esta nación tiene un destino que cumplir. Destino que se inició desde el momento que un istmeño soñó con la libertar.
Unidos como nación reiniciemos la refundación de la república. No nos dejemos engañar por lo eternos teóricos de las conspiraciones, para los cuales nadie es digno, extrañamente solo ellos y quienes ellos por designio divino gocen de su simpatía.
De cada ciudadano depende el destino de la nación y el país que queremos dejarles a nuestros hijos, el momento es ahora.
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