Sus frescos (pinturas) fueron el ingenio del extraordinario pintor Miguel Ángel Buonarotti. Aunque originalmente sus figuras lucían desnudas, dado el inicio Época Renacentista, y la Contrarreforma, posteriormente fueron retocadas para ocultar los diversos aspectos de la anatomía humana que pudieran haber afectado a los observadores.
Pese a los fríos inviernos de Roma, y las altas temperaturas del verano lograron la recreación de una de las más grandes obras de la edad media, considerada patrimonio histórico de la humanidad.
Todas las escenas fueron pintadas sobre las paredes, y la bóveda de la cúpula, gracias a los andamios que sostenían la espalda del pintor Miguel Ángel, que se exponía al calor, la oscuridad (en la época se alumbraban con velas de cera de abejas) tanto de noche como en el día, causando no sólo inconvenientes e incomodidad e incluso llegó a afectar la salud del artista, lo que motivó en muchas veces la suspensión de las pinturas.
Muchas de las pinturas sufrieron de la afectación por el hollín que expedía el humo de enormes velas que se entendían durante las eucaristías y sesiones de escrutinios para la selección de los propuestos a ocupar la silla del Sumo Pontífice.
En las décadas del siglo XX fueron objeto de una exhaustiva investigación antes de ser restauradas con los colores utilizados en la época que fueron pintados, aunque con pinturas con las características requeridas.
Bibliográfica Consultada
* Historia de la Teología Cristiana
Pre-Reforma, Reforma y Contra Reforma
Tomo: Segundo
Autor: Evangelista Vilanova
Editorial: Herder 1989
* Roma y el Vaticano
Autor: Anaya Touring
Editorial: Grupo Anaya
Año: 2015
Luis J Ceballos M.
Investigador Historiográfico
Abril, 2021
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