Gabriel J. Perea R. | 09 de febrero de 2022
El clientelismo político es un intercambio extraoficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral. El clientelismo político no existiera si los políticos no pudieran valerse de los recursos del estado para intercambiar favores y promesas de soluciones a los problemas ciudadanos.
En nuestro país el clientelismo político esta tan arraigado que pareciese algo de lo mas natural. Pocos se abochornan de su existencia, mientras una gran parte de la población lo acepta como una oportunidad para adquirir bienes, servicios, puestos de trabajo que mediante el accionar normal nunca podrían obtener.
El clientelismo político es una de las causas fundamentales de la corrupción porque permite que individuos con intereses personales de enriquecimiento mediante cualquier accionar accedan a posiciones donde pueden aprovecharse para lucrar. Esto se agrava cuando las consecuencias del clientelismo político y por ende la corrupción no tienen consecuencias, o de tenerla son tan leves que se diluyen.
Los países donde no se enfrenta el clientelismo político van camino a la desintegración institucional, donde nada importa, solo el poder mantener un salario sin importar lo que los políticos en puestos de mando y jurisdicción hagan.
El funcionario se convierte en un ente sin pensamiento, sin accionar y sin cuestionar, de lo contrario es reemplazado por otro que le prometieron una plaza de trabajo y que mantendrá el silencio. ¿Qué vamos a hacer para enfrentar el clientelismo político? Debemos ejercer un escrutinio estricto para elegir a los que nos representan y que ellos a su vez entiendan que representa a quienes lo eligieron.
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