Gabriel J. Perea R. | 26 de abril de 2022
La agilidad, etimológicamente es la aptitud que tiene alguien de ejecutar rápida, pronta, ligera y eficazmente tareas de índole física o intelectual. Este concepto es aplicado al diseño estratégico, las operaciones, la tecnología y la innovación. En ese escenario la agilidad es la habilidad de adaptarse rápidamente, o incluso anticiparse, al contexto y liderar un cambio.
Es un marco de trabajo, ya que posee valores y por lo tanto humanidad profesional.
Si la agilidad es un marco que nos provee la capacidad de reaccionar al entorno cambiante para liderizar los cambios porque falla en algunas ocasiones. Según el Dr. York Rössler experto en el área y catedrático universitario las iniciativas de agilidad fallan en las empresas por razones tales como; planificar la aplicación de la agilidad como si fuese la metodología tradicional, ver la agilidad como un fin y no proceso constantes que no tiene fin, intentar cambiar la cultura empresarial mediante una política de reclutamiento de personal con habilidades ágiles en empresas que no son ágiles y lo más significativo no estar claros por qué se quiere adoptar marcos de trabajo ágiles en empresas tradicionales, que en algunos casos son empresas exitosas.
La agilidad más que un marco de trabajo es un cambio en la mentalidad, no es una moda, tampoco se debe intentar copiar otros modelos exitosos, se debe desarrollar el modelo que se ajuste a la necesidad.
No se debe sucumbir a la creencia en símbolos y artefactos, la utilización de terminología exótica no convierte a la empresa en una empresa ágil.
Para que la agilidad pueda ser exitosa y crear valor debe ser parte de la cultura de la empresa.
COMENTARIOS