Opinión Libre
Se buscan líderes auténticos para la sociedad panameña con solvencia ética y moral
Hacer un análisis sobre las tendencias ideológicas sin la debida reflexión o análisis desde sus raíces históricas de la presente situación socio económica nacional que vive el país sería un acto carente de una base, y muy temerario para organizar una hoja de ruta para restablecer los esfuerzos de recuperación económica de un país agobiado de abusos.
Resulta ser que los llamados grupos que representan a los cientos de comercios, industrias, agentes navieras, agencias representantes de productos importados y otros más como lógico esperar adoptan la defensa de sus intereses mercantiles al verse vulnerables ante las constantes rebeliones y marchas de manifestaciones de las grandes masas populares cuando estas se sienten asfixiadas económicamente por los altos costos de los productos de primera necesidad.
Veamos tres incidencias históricas en el análisis sociológico de las acciones de las masas populares en esta época del Panamá Republicano:
En 1925 y 1933, hubo dos movimientos populares de gran impacto en la sociedad panameña, cuyos líderes encabezados por los dirigentes juveniles Diógenes De La Rosa, Demetrio Porras, Domingo H. Turner y otros valiosos jóvenes organizan las Huelgas Inquilinarias debido al alza vertiginosa de los alquileres de cuartos y apartamentos en las Ciudades de Panamá y Colón creando una gran crisis en miles de panameños afectados por la actitud de un grupo agentes de bienes raíces que sólo buscaban aumentar el pecunio de sus negocios sin importar los altos índices de desempleo agobiante, dada la crisis económica
Para 1951 y 1959 surgen dos movimientos con organizaciones separadas, pero con la misma base de reclamos a los gobiernos de turno. Estos movimientos se denominaron "MARCHA DEL HAMBRE Y LA DESESPERACIÓN" puesto que los miles de desempleados reclamaban oportunidad de laborar y la falta políticas públicas para bajar los indicadores estadísticos, muy a pesar de haberse creado la Zona Libre de Colón en 1948, todavía el entonces Ministerio Trabajo, Previsión Social, Salud Pública no definían el Salario Mínimo Obrero, cuyos artífices los colonenses Andrés Galván, Eugenio Barrera, Inocencio Garibaldi, Margarita Salazar y otros jóvenes organizaron la Marcha del Hambre y la Desesperación hasta la Asamblea Nacional para exigir un Salario Mínimo Obrero para los salarios de todos los panameños, del que se oponían los integrantes de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá , argumentando que elevaría los costos en sus comercios.
El otro escenario sucedió en 1979, se instauraba en República de Panamá el nuevo impuesto del 5 % sobre los bienes e inmuebles, creando alzas de costos de los productos nacionales y extranjeros elevándose el costo de los alimentos y bienes, la cual originó una ola de protestas a nivel nacional, marchas de protestas, de gran impacto en la economía panameña.
Ese mismo año pero el 9 de Octubre, las organizaciones magisteriales y campesinas, se solidarizan para oponerse a la creación de la Reforma Educativa, que aunque en el fondo no tenían una visión equivocada, la forma como el Ministerio de Educación pretendía aplicarlas provocó un Huelga de Brazos Caídos que paralizó por más de 30 días la educación en Panamá, levantado marchas y protestas cuyos dirigentes magisteriales Julio César Ortiz, Marco Alarcón, el profesor universitario Miguel Antonio Bernal junto a cientos de miles de educadores lograron obtener la eliminación de esta nueva legislación educativa insignia del Gobierno Nacional, sin la participación directa de los grupos empresariales .
Ante este breve recuento histórico, nos encontramos ante un nuevo evento de reclamos sociales, acumulados por largos años y precisamente las masas populares obreros, estudiantiles universitarias, campesinas, aborígenes de las comarcas, enfermeras, amas de casa, maestros y profesores y público en general reclaman la definición de políticas públicas que permitan niveles estables de bajo costos de alimentos, combustible, medicamentos, energía eléctrica, y una acción directa real contra los altos indicadores de corrupción percibidos en la gestión gubernamental del gobierno nacional y los gobiernos locales.
Es definitivamente que ante este último señalamiento los actores de la sociedad panameña tienen un papel protagónico directo e indirectamente, una diligencia empresarial que no reconoce que precisamente son los que controlan los costos de los alimentos, una inacción gubernamental que mantiene una inacción para detener y reducir la corrupción, una falta de equidad en los salarios de funcionarios públicos sin carrera administrativa versus los nombrados por motivos políticos tradicionales, funcionarios públicos de largo tiempo laboral con salarios bajos, y muchos panameños que están desprovistos de apoyo suficientes para emprender pequeñas empresas que los hagan capaces de ser sujetos a créditos financieros bancarios para no depender de suicidios estatales.
No tenemos líderes, que con visión de estadista logren enrumbar la nave del estado panameño.
Ante un escenario caótico, sólo resta que quienes se atreven al ser críticos severos de la situación nacional, se atrevan a incursionar como verdaderos patriotas a poner sus granito s de arena por amor a la República de Panamá y forjemos la construcción de una patria con justicia social, ética y moral en cada ambiente, sin mezquinos intereses políticos, ideológicos, económicos por una nación sin segregación y con oportunidades para el bienestar común sin ambages por que Panamá nos necesita a todos por igual.
Con Dios Todo es Posible.
Luis J. Ceballos M .
Agente de Pastoral
Julio, 2022
COMENTARIOS