El trastorno bipolar, llamado también psicosis maníaco depresiva, forma parte del grupo de trastornos del estado de ánimo y se define ...
El trastorno bipolar, llamado también psicosis maníaco depresiva, forma parte del grupo de trastornos del estado de ánimo y se define como una enfermedad crónica.
Su principal característica es el cambio repentino de ánimo del estado de tristeza o desesperanza (episodios depresivos) a los periodos de euforia o irritabilidad desmedida (episodios maníacos o hipomaníacos), seguidos de intervalos libres de sintomatología.
Este trastorno es crónico y recurrente, lo que significa que a lo largo de la enfermedad se sucederán diversos episodios maníaco-depresivos. El aumento de episodios supone un empeoramiento del curso de la enfermedad, que puede derivar en hospitalizaciones frecuentes y afectar a los diferentes ámbitos de la vida de la persona tales como pérdida de empleo o crisis económicas (en el 70% de los casos), así como conflictos familiares (alrededor del 50% y sociales (60%).
Además, pueden aparecer otras dificultades como problemas de abuso de sustancias (60%), acompañándose frecuentemente de riesgo de suicidio.
¿Qué ocasiona el trastorno bipolar?
Una alteración de los mecanismos biológicos que regulan el estado de ánimo podría explicar el trastorno bipolar. El funcionamiento de estos mecanismos depende principalmente de dos factores: genéticos y ambientales.
Por un lado, la genética desempeña un papel muy importante, ya que es la responsable de que el estado de ánimo esté mal regulado. Por otro, los factores ambientales pueden actuar como precipitantes de las crisis, pero generalmente es necesaria cierta predisposición hereditaria para la enfermedad.
La edad en la que suele aparecer la enfermedad bipolar se sitúa en torno a los 20 y 30 años, aunque podría presentarse igualmente en la etapa adolescente. En el 60% de los casos suele iniciarse con un episodio depresivo.
Los síntomas más comunes del trastorno bipolar son:
- Irritabilidad.
- Hiperactividad.
- Disminución de la necesidad de dormir.
- Locuacidad, habla excesivamente rápido y salta de una idea a otra.
- Aumento de la sociabilidad.
- Euforia.
- Ideas de grandeza.
- Aumento del impulso, sexual.
- Aceleración del pensamiento.
- Gastos excesivos e inapropiadas.
- Conducta desordenada.
La hipomanía consiste en episodios maníacos más suaves y moderados, en los cuales no hay presencia de síntomas psicóticos (ideas delirantes y alucinaciones).
Tratamientos para el trastorno bipolar
Los estudios realizados, en base a la evidencia científica, sugieren que complementar el tratamiento farmacológico con abordajes psicosociales favorece una buena evolución de la enfermedad bipolar, y se muestra eficaz en la prevención de recaídas.
Sin embargo, existen datos que reflejan que entre un 30 y un 50% de los pacientes no lleva a cabo un buen cumplimiento de sus tratamientos farmacológicos. Por ello, son comunes las recaídas y graves conflictos familiares, laborales y sociales.
Para contrarrestar esta situación, ha surgido la alternativa que consiste en la intervención familiar, basada en la psicoeducación de los miembros de la familia de la persona afecta por este trastorno, que se ha mostrado especialmente útil para mejorar las interacciones positivas y reducir la carga familiar.
La utilización de un formato grupal para el trabajo con familiares afectados permite el intercambio de experiencias, facilitando a su vez la normalización y aceptación de determinadas emociones, así como el aprendizaje e incorporación de nuevas estrategias de afrontamiento.
Además, contribuye a ampliar la red social y el apoyo entre los asistentes, potenciando la desestigmatización que con frecuencia surge en torno a este tipo de enfermedades mentales.
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