Las personas que están en contacto constante con el agua son más propensas a tener hongos. También aquellas mayores de 60 años que pad...
Las personas que están en contacto constante con el agua son más propensas a tener hongos. También aquellas mayores de 60 años que padecen diabetes o tienen un sistema inmune débil. Son más frecuentes en los dedos de los pies, pero también pueden aparecer en las manos. Más allá de ser antiestéticos y de no quedar bien, es preciso tratarlos para gozar de una buena salud. Si tienes las uñas amarillentas, verdes o marrones.
Características de los hongos en las uñas
En términos médicos se llama onicomicosis, pero comúnmente se les dice "hongos en las uñas". Es algo muy frecuente sobre todo en los hombres y en los dedos grandes de los pies. También se pueden presentar en las manos. En este caso, afecta más a las mujeres.
Apenas una uña se infecta con un hongo, éste podrá propagarse a las demás uñas sin problemas, pero siempre del mismo miembro. Esto quiere decir entre las uñas del mismo pie o de la misma mano o bien pasar de un pie a otro o de una mano a la otra. Son muy raras las ocasiones en las que teniendo hongos en los pies pasen a las manos.
Generalmente, los hongos son causados por agentes relacionados al ambiente, tales como humedad y altas temperaturas, como por ejemplo, usar calzado cerrado muchas horas al día, pasar horas en una piscina, etc. Pueden afectar a su vez a personas que constantemente están en contacto con el agua, lavando platos, limpiando casas, los adultos mayores de 60 años que padecen diabetes, problemas de circulación o su sistema inmune es débil.
A partir de que los hongos afectan la uña, ésta se vuelve más gruesa y comienza a verse amarillenta. En algunos casos adquieren tonos grises, verdes, marrones y negros. Según va progresando la afección, invade más áreas de la uña, la cuál se pela y hasta se puede caer. Debajo, la piel estará roja e hinchada y producirá picazón.
En el caso puntual de los hongos en las uñas de las manos, éstas se tornan amarillas o marrones, agrietadas, quebradizas y débiles. No tiene la fuerza suficiente para crecer y hasta se cae, ocasionando lo mismo en la piel que lo que ocurre en los pies.
de la misma mano o bien pasar de un pie a otro o de una mano a la otra. Son muy raras las ocasiones en las que teniendo hongos en los pies pasen a las manos.
En el caso puntual de los hongos en las uñas de las manos, éstas se tornan amarillas o marrones, agrietadas, quebradizas y débiles. No tiene la fuerza suficiente para crecer y hasta se cae, ocasionando lo mismo en la piel que lo que ocurre en los pies.
Recomendaciones para evitar la propagación de los hongos en las uñas
Estos consejos son para los hongos de los pies:
No utilizar un calzado demasiado apretado ni de materiales sintéticos. A los hongos "les encantan" los ambientes húmedos, oscuros y poco ventilados, porque allí es donde pueden multiplicarse. Durante el invierno, tener cuidado de permanecer mucho tiempo con medias mojadas o húmedas. El material prohibido es aquél que no permite a la piel "respirar", como ser el plástico. Se aconsejan los zapatos de cuero y en lo posible, con áreas que dejen el pie libre (sobre todo los dedos).
Evitar caminar descalzo en lugares públicos como ser baños de gimnasios, vestuarios, duchas o piscinas. Luego de hacerlo, lavar y secar muy bien los pies antes de colocarse el calzado.
No utilizar el corta uñas o alicate de otras personas, como por ejemplo en un salón de estética o entre la familia. Siempre llevar el propio y no compartir con los demás. Si se tienen hongos en una uña, no usar la misma herramienta que para cortar las demás uñas. Así se evita el traspaso. Cortar las uñas en línea recta y regularmente.
Usar calcetines que sean 100% de algodón, que absorben la humedad de los pies. Si se mojan por la lluvia por ejemplo, cambiarlos lo antes posible y aplicar talco.
En el caso de hongos en las uñas de las manos:
Utilizar guantes impermeables para lavar los platos, la ropa o los pisos, es decir, todo lo que requiera contacto con el agua.
No usar la lima de otras personas, tampoco el corta uñas. Llevar siempre la propia y evitar mezclar la reservada para la uña afectada que para las sanas.
No compartir toallas o paños con otras personas, para evitar el contagio y además, no comerse las uñas.
Mezcla una cucharadita de aceite de oliva con tres gotas de aceite del árbol del té y aplica directamente sobre la uña durante 20 días, alternadamente, es decir, un día si y al otro no.
Introduce la uña en el zumo de varios limones o bien pasa el limón directamente por la uña.
Vierte una taza de vinagre de manzana en un recipiente con agua. Remoja los pies 20 minutos y luego seca bien. Puedes usar un secador de cabello en temperatura moderada para que se absorba toda la humedad que pueda quedar debajo de las uñas.
Mezcla una cucharadita de aceite de oliva con tres gotas de aceite esencial de orégano y aplica todos los días en la uña afectada por tres semanas seguidas.
Añade en un esmalte transparente un diente de ajo picado bien fino, 3 gotas de yodo blanco y 7 de limón. Deja reposando una semana y luego aplica una capa en la uña que tenga hongos por dos semanas. Retira con quita esmaltes y algodón.
Mezcla medio vaso de aceite de ricino con siete gotas de zumo de limón y ubica los pies en el recipiente. Aplica por seis semanas consecutivas. Lava y seca bien los pies.
Hierve cinco dientes de ajo con una taza de agua. Vierte la preparación en un recipiente y cuando esté tibia coloca allí los pies, procurando que las uñas queden sumergidas. Al menos 15 minutos y luego seca bien. Repite el procedimiento por cuatro semanas.
Mezcla bicarbonato de sodio con agua hasta que formes una pasta. Pasar con un algodón por toda la uña y si se puede, en el interior (para que tome contacto con la piel). Dejar unos minutos y luego enjuagar y secar bien.
Pon a hervir dos tazas de agua con 3 cucharadas de tomillo, durante 5 minutos. Apaga el fuego, tapa y deja enfriar. Coloca el preparado embebiendo un algodón en las uñas con hongos.
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