“Las matemáticas no mienten, lo que hay son muchos matemáticos mentirosos”. Palabras del escritor, poeta y filósofo estadounidense Henry David Thoreau que cobran gran relevancia en el ámbito político actual. Si bien puede parecer un tema alejado del ciudadano común y corriente que busca sobrevivir, el análisis de esta frase nos permite comprender mejor la dinámica detrás de las decisiones políticas y el apoyo ciudadano. Imaginemos a un futuro candidato a la presidencia proveniente de un partido pequeño que se postula sin competencia interna.
¿Tiene
realmente el respaldo de una mayoría ciudadana? Si lo comparamos con candidatos
de partidos más con una amplia base de adherentes, las matemáticas no mienten:
las probabilidades de éxito son casi nulas para el candidato del partido
pequeño.
Sin embargo,
es importante considerar que en la política también influyen otros factores,
más allá de las matemáticas. Por ejemplo, existe el fenómeno del repentino
despertar de la conciencia ciudadana, que puede llevar a las personas a
traicionar sus acciones y tomar decisiones contrarias a lo que habían
manifestado públicamente. Esto puede traducirse en votantes que, pese a haber
apoyado en público a un candidato o partido, luego deciden no votar por él. Esto
plantea una cuestión interesante: ¿en quién podemos confiar? ¿En las
matemáticas que nos ofrecen datos objetivos y razonamientos lógicos, o en los
ciudadanos que pueden cambiar de opinión y actuar de manera inconsistente? La
respuesta probablemente yace en una combinación de ambos factores. Es cierto
que existen ciudadanos que no son honestos con sus declaraciones públicas y
privadas, pero también es válido considerar que la conciencia ciudadana puede
evolucionar y generar cambios en el panorama político.
Las
matemáticas nos proporcionan una guía basada en datos y cifras, pero es nuestra
responsabilidad como ciudadanos estar informados, reflexionar y tomar
decisiones coherentes con nuestros valores. Debemos reflexionar sobre la
importancia de basar nuestras decisiones políticas en datos objetivos y
razonamientos lógicos, pero también en la necesidad de reconocer la influencia
del factor humano. Al final del día, somos nosotros, los ciudadanos, quienes
debemos mantenernos informados y actuar con integridad para construir una sociedad
más justa y transparente.
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